Maestro Cantero
Siendo un niño me fui familiarizando con los nombres, los colores, las texturas y los acabados del granito, ya que contaba con un gran maestro de la piedra en la familia.
Trabajé varios años codo con codo en la empresa familiar. Básicamente se trataba de trabajos de marmolería clásicos, como encimeras de cocinas, baños, escaleras y pinceladas de arte fúnebre.
Debido a que mis inquietudes eran mayores a las que podía ofrecerme la empresa familiar, decido dar el salto y matricularme en la Escuela de Canteiros de Pontevedra. Fueron cinco años de mi vida, aprendiendo cada fase de este oficio, donde las manos son más importantes que las máquinas.
No podemos cerrar los ojos al avance de la tecnología, la cual nos ayuda en el día a día y agiliza muchos de los trabajos. Pero como decía uno de mis profesores, "la tecnología está bien, pero, en la artesanía, si se pierde la mano, se pierde la base". Y hasta hoy he intentado que mis trabajos siempre lleven ese toque personal y tradicional.
En el año 2000 decidido emprender el camino por mi cuenta, abriendo mi propio taller de Cantería Obelisco.
Desde entonces el trabajo ha sido constante y los años y la experiencia me han hecho ver la importancia de los acabados manuales que no se consiguen de forma lineal o en serie, y que son los que marcan la diferencia.
En esta vorágine empresarial, mi objetivo es ofrecer la mayor calidad y una atención cercana exclusiva con el cliente.
Si bien es cierto, que parte de los trabajos son procesados con maquinaria moderna, procuro no perder ese toque artesano y disfruto con pedidos más artísticos.
Es importante preservar la artesanía gallega, fundamental en el encanto de nuestra comunidad. Al igual que muchos artistas me integro en la Fundación Pública de Artesanía de Galicia y en la Red Nacional de Maestros de la Construcción Tradicional, dos entidades que abogan por mantener, conservar y difundir la cultura, las tradiciones y darles el valor y reconocimiento que se merecen.
Autor: Pedro de la Fuente González